Gracias a Disney todos conocemos la Mulan, ¿pero cuántos saben realmente su historia?, este es un pequeño articulo, en homenaje a esa mujer que todo el mundo conoce hoy, pero pocos saben su verdadera historia.
No se sabe a ciencia cierta si Mulán realmente existió pero se tienen varios textos que mencionan su participación como guerrera y es reconocida culturalmente a lo largo de la historia china como un personaje real respetado.
Mulán era hija de un famoso oficial del ejército, Hua Hu, quien había servido destacadamente al emperador tiempo atrás. Ella tenía un hermano menor y una hermana mayor.
Mulán era hija de un famoso oficial del ejército, Hua Hu, quien había servido destacadamente al emperador tiempo atrás. Ella tenía un hermano menor y una hermana mayor.
El libro “Camino a Kangyou” dice que Mulán vivió hace unos mil años. Los registros del condado de Shangqiu de la provincia de Henan dicen que vivió en el pueblo de Song (gran estado que ocupaba todo el sur y este de China). Sin embargo varios libros hacen referencias a distintos lugares donde Mulán pudo haber nacido e incluso no hay un registro preciso sobre el momento en que sucedieron los hechos. Pese a estas discrepancias en la literatura, todos convergen en un mismo punto, sus logros.
La vida era tranquila en esos días y tras varios años de guerra, las familias estaban reunidas en sus pueblos. Uno de aquellos días tranquilos, un grupo de oficiales del ejército imperial colgó sobre la plaza central del poblado donde Mulán vivía, unas tablillas de madera con el nombre de los hombres convocados a servir al emperador en las batallas que se estaban desencadenando en otras zonas del estado Song.
Repetidamente, Mulán encontró el nombre de su padre grabado en las tablillas. Cada familia estaba obligada a enviar al menos uno de los hombres más fuertes para defender el imperio. En la familia de Mulán era claro, el elegido era su padre.
Hacía varios años que su padre no libraba batalla para el emperador y esta vez, estaba viejo y débil. El reflejo de su padre blandiendo una espada, teniendo en cuenta el estado en que se encontraba, representaba claramente una partida sin regreso. Si su padre se iba, no había chance de que regresara vivo.
Su hermano menor era valiente y fuerte pero demasiado joven para luchar en la guerra. Su hermana mayor era una bella señorita, delicada y educada, destinada a formar parte de una importante familia al casarse.
Al saber que la ausencia de su padre en la guerra no sería un tema negociable, ella supo que inevitablemente la familia Hua debería enviar un hombre a la batalla.
Durante su infancia, Mulán había sido hábil en las artes marciales pero un día su padre le dijo: "Mulán, desde nuestros antepasados, la familia Hua solo ha sido buena en la lucha. Pero tú, si quieres luchar, renace como un hombre en tu próxima vida."
Al volver de la plaza, Mulán no mencionó nada a su familia acerca de aquel llamado.-Si tan sólo fuera un hombre– pensó -Sería tan simple. Las mujeres no luchan en la guerra…¿¡Por qué no he nacido hombre!?- se dijo a si misma entre una mezcla de lágrimas y enojo. Una idea iluminó su rostro. Ese día, Mulán compró el caballo más fuerte. Por la noche, robó la armadura de su padre y tomó su espada, se despidió silenciosamente de su familia y sin mirar a atrás subió a su caballo y se alejó de su hogar vestida con armaduras y el pelo recogido al estilo que los hombres lo usaban.
Cabalgó toda la noche y llegó al campamento, donde se reportó con la tablilla de su padre ante el líder del campamento. Como en ese momento, el movimiento de personal era tan grande y el líder no conocía al padre de Mulán, no fue difícil que ingresara sin mayores controles.
En la guerra, Mulán cobro protagonismo poco a poco y sus habilidades marciales no pasaron desapercibidas, logrando así ascender de puestos a lo largo de los 10 años de luchas en las que participó. En todo ese tiempo, nadie supo que ella era una mujer. Cuando la guerra terminó, Mulán se había colocado entre los generales más importantes del imperio y fue el emperador mismo quien la llamó para ofrecerle un puesto imperial que la volvería poderosa. Fue entonces que Mulán, en un gesto de sinceridad y humildad reveló su identidad. Estaba prohibido que una mujer formara parte del ejército, impensable que una mujer comandara tropas e inimaginable creer que una mujer llegaría hasta el emperador por su coraje y excelencia militar.
El emperador reconoció sus méritos y le ofreció pedir un deseo cualquiera que sea. Mulán decidió sin vacilaciones y con voz firme: -Rechazaré su oferta militar pero quiero el caballo más rápido que pueda conseguir.-
La vida era tranquila en esos días y tras varios años de guerra, las familias estaban reunidas en sus pueblos. Uno de aquellos días tranquilos, un grupo de oficiales del ejército imperial colgó sobre la plaza central del poblado donde Mulán vivía, unas tablillas de madera con el nombre de los hombres convocados a servir al emperador en las batallas que se estaban desencadenando en otras zonas del estado Song.
Repetidamente, Mulán encontró el nombre de su padre grabado en las tablillas. Cada familia estaba obligada a enviar al menos uno de los hombres más fuertes para defender el imperio. En la familia de Mulán era claro, el elegido era su padre.
Hacía varios años que su padre no libraba batalla para el emperador y esta vez, estaba viejo y débil. El reflejo de su padre blandiendo una espada, teniendo en cuenta el estado en que se encontraba, representaba claramente una partida sin regreso. Si su padre se iba, no había chance de que regresara vivo.
Su hermano menor era valiente y fuerte pero demasiado joven para luchar en la guerra. Su hermana mayor era una bella señorita, delicada y educada, destinada a formar parte de una importante familia al casarse.
Al saber que la ausencia de su padre en la guerra no sería un tema negociable, ella supo que inevitablemente la familia Hua debería enviar un hombre a la batalla.
Durante su infancia, Mulán había sido hábil en las artes marciales pero un día su padre le dijo: "Mulán, desde nuestros antepasados, la familia Hua solo ha sido buena en la lucha. Pero tú, si quieres luchar, renace como un hombre en tu próxima vida."
Al volver de la plaza, Mulán no mencionó nada a su familia acerca de aquel llamado.-Si tan sólo fuera un hombre– pensó -Sería tan simple. Las mujeres no luchan en la guerra…¿¡Por qué no he nacido hombre!?- se dijo a si misma entre una mezcla de lágrimas y enojo. Una idea iluminó su rostro. Ese día, Mulán compró el caballo más fuerte. Por la noche, robó la armadura de su padre y tomó su espada, se despidió silenciosamente de su familia y sin mirar a atrás subió a su caballo y se alejó de su hogar vestida con armaduras y el pelo recogido al estilo que los hombres lo usaban.
Cabalgó toda la noche y llegó al campamento, donde se reportó con la tablilla de su padre ante el líder del campamento. Como en ese momento, el movimiento de personal era tan grande y el líder no conocía al padre de Mulán, no fue difícil que ingresara sin mayores controles.
En la guerra, Mulán cobro protagonismo poco a poco y sus habilidades marciales no pasaron desapercibidas, logrando así ascender de puestos a lo largo de los 10 años de luchas en las que participó. En todo ese tiempo, nadie supo que ella era una mujer. Cuando la guerra terminó, Mulán se había colocado entre los generales más importantes del imperio y fue el emperador mismo quien la llamó para ofrecerle un puesto imperial que la volvería poderosa. Fue entonces que Mulán, en un gesto de sinceridad y humildad reveló su identidad. Estaba prohibido que una mujer formara parte del ejército, impensable que una mujer comandara tropas e inimaginable creer que una mujer llegaría hasta el emperador por su coraje y excelencia militar.
El emperador reconoció sus méritos y le ofreció pedir un deseo cualquiera que sea. Mulán decidió sin vacilaciones y con voz firme: -Rechazaré su oferta militar pero quiero el caballo más rápido que pueda conseguir.-
Ese mismo día Mulán partió a su casa tras 10 años de batallar en los campos más violentos. Al llegar, encontró a su padre muy avejentado. Su hermano, ahora era un joven hombre. Y sin arrepentimiento, Mulán se quitó la armadura y se la dio a su hermano. Buscó su fino vestido de seda, se arregló el cabello y se maquilló sus mejillas. Para el final del día, aquel feroz general se había transformado de vuelta en una hermosa mujer sentada en su telar.
Aquellos que habían peleado junto a ella, y quienes la habían servido, llegaron al pueblo para visitar a su general. Ante sus ojos se presentó una mujer resplandeciente. -¿Quién eres? -Preguntaron. Los ojos de los soldados se abrieron con asombro al escuchar la respuesta de la señorita. -Mulán. –contestó.
Su historia se esparció por toda China e inspiró fuerzas en las jóvenes que escuchaban sus hazañas. Si tienes el amor y el coraje suficiente, no importa que tan difícil sea ante los ojos de otros, puedes lograr lo que sea.
La "Oda a Mulan" finaliza del siguiente modo:
(…) «He abierto la puerta de mi cuarto oriental,y en el occidental me he sentado en la cama.Me quité la armadura que llevaba en la guerray me he puesto la ropa que llevé en otro tiempo.Delante del espejo, cerca de la ventaname he peinado el cabello enmarañadoy he adornado mi frente con pétalos dorados.»Cuando Mulan salió ante sus camaradas,todos se sorprendieron. Se quedaron perplejos.Doce años estuvieron con ella en el ejércitoy ninguno sabía que era una muchacha.Las patas del conejo saltan más,los ojos de la hembra son algo más pequeños,máxime cuando ves un par corriendo por el campo,¿quién logra distinguir la liebre del conejo? (…)
Gran parte de la información obtenida de esta pagina, pasar para conocer mas cositas interesantes.
http://kamakon.blogspot.com.es/2011/08/la-historia-de-hua-mulan.html
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